En esta entrada vamos a tratar,
fundamentalmente dos aspectos: por un lado, los nuevos alimentos que van
introduciéndose en la gastronomía de la época, y, por otro lado, cómo era la
base de la dieta de la gran masa de la población, es decir, el pueblo llano.
Las principales costumbres alimentarias
en Europa se han ido fijando entre los siglos XV y XIX. Las aportaciones que la
cultura árabe realizó en el Mediterráneo provocó uno de los grandes cambios en
la gastronomía. A este debemos sumar un segundo, desde fines del siglo XVII y
el XVIII: la llegada progresiva de productos americanos y asiáticos.
Entre los siglos XIV y XV, caña de azúcar,
arroz, cítricos y algunas hortalizas como las berenjenas gozaron de éxito en el
territorio hispánico, destacando el azúcar, que a partir del siglo XVII será
indispensable para la gastronomía occidental.
Los principales productos llegados de
fuera de Europa que causaron furor son muy conocidos: la patata, el tomate, el
maíz, el pimiento, las habichuelas, el té, el café y el chocolate. Estos eran
conocidos ya en el siglo XVI pero hasta el XVIII no se popularizaron. Pero,
¿por qué tan tardíamente?
Las crisis alimentarias que la sociedad
padeció en el siglo XVIII por la carestía de cereales (la población aumentó y
la agricultura tradicional era insuficiente) les hizo buscar nuevos alimentos
para sobrevivir. Así fue como la patata o el maíz, que en un primer momento se
rechazaron, empezaron a tomarse.
En el caso concreto de la patata, en un
primer momento se rechazó para las personas, ya que era lo que daban a los
cerdos. Este fue el alimentó que más costó de asimilar en la cocina, sin
embargo, hoy es fundamental, y entonces también lo fue ante la hambruna que
vivían. Las formas de cocinar la patata era frecuentemente hervida en un
puchero, aunque también las preparaban asadas bajo la ceniza.
Entre las clases altas hubo un producto estrella: el chocolate. Lo encontraron los españoles al entrar en
contacto con los aztecas (situados por la zona del actual México), quienes lo
bebían en sus ceremoniales religiosos. Las formas de tomar lo eran varias: los
aztecas lo tomaban amargo (cacao 100%), picante (mezclado con chile) o con
hongos alucinógenos. En España, aristocracia y alto clero desayunaban y
merendaban chocolate desde mediados del siglo XVII, era un símbolo de estatus
social. Sin embargo, la tableta llegó en la segunda mitad del siguiente siglo
de la mano de los holandeses.
En cuanto al menú del pueblo llano, el
plato que más tomaba era el cocido, es decir, sopa con acompañamiento. Era
diferente según la zona y solía componerse de productos del lugar. Solía llevar
huesos hervidos, verduras, legumbres, verduras y hortalizas. El pueblo no solía
comer mucha carne, y cuando lo hacía era en momento muy determinados como
fiestas (solía ser o ave de corral o caza menor, o cerdo). De esta forma, la
mayoría de las proteínas que ingerían solía venir de la cerveza, el vino y en
algunas regiones la sidra.
La pintura de la época nos muestra una imagen acercada sobre las costumbres gastronómicas de las personas. He aquí algunos ejemplos:
Referencias
bibliográficas:
Prats, J. y Rey, C. (2003). Las bases
modernas de la alimentación tradicional. Historia de la alimentación rural y
tradicional: recetario de Almería, pp. 53-61. Disponible en: http://www.ub.edu/histodidactica/images/documentos/pdf/bases_modernas_alimentacion_tradicional.pdf
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